Las empresas que nos dedicamos a los servicios basados en técnicas instrumentales tenemos siempre el anhelo de encontrar mejoras en las técnicas o incluso desarrollar nuevas que aporten ventajas a nuestros clientes.
En este año hemos valorado incorporar técnicas basadas en la lipómica, proteómica y metabolómica en nuestra gama de servicios.
Las necesidades regulatorias de los clientes están muy claras y queda poco espacio para temas marketinianos, pero también es verdad que se pueden hacer la cosas con un enfoque más amplio que refuerce el perfil comercial de los productos.
En cosmética la definición que hace la Directiva es como un límite infranqueable para los productores de cosméticos. El campo de actuación de los cosméticos son los 2 metros cuadrados de piel que los adultos tenemos de media. Unos 4 kilos en un cuerpo de 70. También es cierto que es nuestra envoltura y que su estado es un reflejo de lo que pasa dentro.
Los fabricantes de activos y productos se esfuerzan para conseguir mensajes que diferencien sus respectivos productos. Ya no es sólo que funcione, sino el cómo, el cuándo y el cuánto. Interesan técnicas que permitan desvelar de la forma más precisa posible estas variables.
Desde la óptica de estas consideraciones, técnicas como la lipómica permiten cuantificar detalles del manto hidrolipídico, ya que pueden cuantificar los componentes grasos, como las ceramidas, ácidos grasos y colesterol. Con esta información se puede explicar cómo un cosmético realiza una función de restauración de la barrera hidrolipidica. La proteómica sería análoga a la anterior, pero considerando las variaciones a nivel proteico. Una u otra, o ambas según el mecanismo de acción.
Otra técnica interesante sería la metabolómica. Aquí nos metemos en otros terrenos, pero se puede saber como incide en el metabolismo celular la actuación de un cosmético. Se puede llegar al verdadero detalle de lo que pasa en las intrincadas rutas metabólicas celulares. Esto permitiría distinguir entre activos o productos que aparentemente hacen lo mismo, pero con mecanismos muy precisos y diferentes.
Resumiendo, la industria tiene una oportunidad más de vestir sus productos, explicando lo que realmente hacen, para que los clientes entiendan que lo que ven desde fuera está funcionando desde dentro.
Estamos en la época de la cosmética científica y Complife se quiere alinear con ella.
Javier Castaño
Director de Complife Iberia
No hay comentarios:
Publicar un comentario